Si existe algo de lo que aún no me acostumbro en la ortodoncia, es cierta doble moral que manejamos en algunas ocasiones, de un modo o de otro la aprendemos y la expresamos con cierto dominio que asusta. Y el tema es el siguiente: ¿Cuántas ocasiones hemos escuchado a nuestros profesores o conferencistas decir que en la ortodoncia no existen recetas de cocina?. Exacto en la ortodoncia no tenemos recetas de cocina, tenemos algo mejor… tenemos protocolos.
Miles de veces he escuchado decir que las recetas de cocina no aplican en la ortodoncia (y estoy de acuerdo con eso al 100%), pero da tristeza saber que en el fondo muchos ortodoncistas buscan eso llamado “protocolos”, que si bien es bueno tener pautas a seguir basadas en la evidencia, cada paciente es un mundo totalmente diferente. Podemos ver esto con miles de ejemplos, en las conferencias de ortodoncia, principalmente aquellas orientadas en algún sistema o filosofía en particular uno que otro asistente a dicha conferencia se muere por preguntar (sino es que pregunta) cual es la secuencia de arcos que usa el Doctor, en tal o cual caso, es más si posible que explique para cada tipo de caso mejor (de ese tamaño de preguntas puedes llegar a oír en un congreso de ortodoncia, de ese tamaño).
¿Donde dejamos a la biomecánica? ¿donde dejamos nuestro juicio crítico?. Si estoy de acuerdo, necesitamos ciertas pautas, guías o “protocolos sugeridos” (aplicando la doble moral otra vez), pero ninguna de ellas debe de ser tomada como dogmas para tratamientos de ortodoncia. Si bien funcionan excelente como sugerencias, estas son aplicadas por nosotros de la manera en que mejor nos convenga para el tratamiento de nuestros pacientes.
Irónicamente aquí en Orthohacker, el artículo más visto de todos los que hemos publicado es (adivinen) es Protocolos de mecánicas sugeridas del sistema Damon, ¿irónico no?. Ese artículo hasta la fecha es el más visitado, y para ser honestos creo que sera así por un buen de tiempo. En esta era de la ortodoncia basada en la evidencia no podemos dejar de lado nuestras experiencias, nuestro juicio y nuestro particular manera de ver la ortodoncia.
Seguro estoy que seguiré viendo infinidad de veces esa escena donde alguien cuestiona, ruega y suplica por un protocolo de tratamiento. Por un lado me da tristeza, por que honestamente creo que un ortodoncista entrenado en un posgrado tiene más conocimiento para solucionar un tratamiento de ortodoncia sin usar el “protocolo-oficial-del-sistema”, un ortodoncista tiene los conocimientos para estar por arriba de los sistemas.
No me mal interpreten por favor. Siempre y cuando delimites bien la diferencia entre un protocolo y una receta de cocina, con eso estoy más que satisfecho. Pero llamar protocolo a algo que se parece más a una receta de cocina, ahí es donde no estoy de acuerdo.
PD.- Para aquellos que lo pregunten, la imagen con la que es adornado este post tiene un significado, la vela es la luz del conocimiento rodeado de la oscuridad la cual representa la ignorancia.
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