He escuchado mil veces la frase “el ortodoncista que no comete errores es por que no trabaja”, pero nunca he escuchado a alguno decir “me equivoque”. Patéticamente en la cultura e idiosincrasia del latino existe un verdadero tabú respecto a los errores o fracasos, si vemos que alguien falla literalmente lo sepultamos, no dejamos que se levante, no dejamos que aprenda, poco falta para que lo crucifiquemos y pongamos un letrero que diga “se equivoco”, imagino que ver a los demás errar hace sentir seguros a otros que pensaran son más inteligentes.  Y tristemente eso también se ve a nivel académico.

Sin embargo otros pensamos diferentes, errar es de humanos, y por lo mismo de ortodoncistas, pero si queremos ser mejores y errar menos, debemos no solo aprender de nuestros propios fracasos,  sino también de los fracasos y errores de los demás. Si algo le cuesta al ortodoncista promedio, es aceptar sus errores, de diagnóstico, plan de tratamiento, mecánicas y retención, en fín. Claro que es malo equivocarse, pero es un millón de veces  peor no reconocerlo y darse cuenta de ello.  

Si en tus tratamientos de ortodoncia haz cometido errores, lo primero que debes hacer es reconocerlos, tener el entrenamiento adecuado te ayuda a entender tus errores, llevar una secuencia lógica de tus mecánicas de tratamiento te ayuda a tener una idea de que problemas resolverás en tal o cual etapa del tratamiento, así podrás resolverlos lo más pronto y rápido posible.  Lo importante por supuesto es cometer la menos cantidad de errores posibles, aprender de ellos y seguir adelante. Llevar un registro de todo lo que hacemos en nuestros expedientes y tomar la mayor cantidad de fotografías posibles son de excelente ayuda también.

En mi particular punto de vista, si he aprendido de mis errores, pero siendo honesto con ustedes, el primer paso es aceptarlos.