Existe un ligero trauma en la odontología, no saber referir. Querer hacer de todo con tal de que no se nos vaya el paciente. Eso viene desde nuestros días en la facultad, donde nuestra calificación se ve afectada por la “cantidad” de pacientes y objetivos que cumplimos en clinica.
Y de ahí, salimos así, agresivos e intrusivos con tal del que el paciente se quede con nosotros. Agreguémosle el hecho de que por economía del consultorio muchos prefieren evitar referir con tal de que el paciente “no se les vaya”.
Necesitamos volver a poner las reglas del juego, explicárselo a las nuevas generaciones, evitar hacer más que se salga de nuestras competencias. Por el bien del paciente, de nuestra profesión y de cada uno de nosotros.
Referir un paciente a otro especialista o a un dentista general no es perder dinero, al contrario, es hacer lo mejor para el paciente. Evitemos dejar de referir pacientes, evitemos hacer más que se salga de nuestras competencias, evitemos dejar morir la odontología y sus especialidades.
No existe nada más profesional que saber referir, tener a quién referir, tener quien nos refiera. Es difícil, lo sé, pero es algo que nos ayudará a todos a seguir adelante.